Alguien entro en mi vida de una
forma algo inverosímil, sin apenas hacer ruido, sin darme cuenta de sus
sentimientos. Aroa marcó un antes y un después en mi vida, era alegre, jovial,
algo insegura y delicada, pero con un gran corazón. Le tenía un gran respeto,
era de las pocas personas que realmente me han marcado, y no para mal, todo lo
contrario. No soy una persona fácil y ella conseguía sacar de mi lo que otras
no lo habían sabido hacer. A pesar de su juventud me demostraba una madurez que
en pocas ocasiones había visto, era la niña de mis sueños, así era como le
llamaba.
Todo empezó a principios del mes
de noviembre de 2004, fue una casualidad, aunque ha veces no si son casualidades lo que nos ocurre o son
cosas del destino. Hablábamos con bastante frecuencia sin ningún otro motivo
que el de una amistad, bueno eso era lo que pensábamos el uno del otro, hasta
que un día por un enfado de ella conmigo nos llevó a descubrir lo que sentíamos
el uno por el otro, sinceramente creo que nos sorprendimos los dos, ese día
comenzó algo, era algo más que lo que había tenido hasta ese instante, abriendo
la coraza que llevaba puesta durante mucho tiempo, algo que escribiría una
nueva etapa en mi vida y que hacía que expresara mis sentimientos, algo que en
muy contadas ocasiones he hecho. Por circunstancias no podíamos vernos mucho,
más bien poco, creo que eso reforzaba más nuestros sentimientos, aunque
hablábamos por teléfono con mucha frecuencia, evidentemente no es lo mismo, soy
de las personas que me gusta mirar a los ojos cuando hablo, eso me dice mucho
de una persona, tenia una mirada tierna a la vez traviesa, transmitía
sinceridad, tenía una amplia sonrisa que
me fascinaba, estaba riendo a todas horas contagiándote de felicidad. También
tenía sus cosas, era cabezota y con algo de mal genio, son una cierta
inseguridad, pero creo que todo aquello era provocado por miedo, miedo que le
rompieran de nuevo el corazón, a no alcanzar sus sueños, eso es lo que hasta
hoy he creído, y algo que hasta cierto punto entendía.
Uno de nuestros primeros
encuentros después de saber de nuestros sentimientos fue algo realmente
especial. La vi llegar sonriente como siempre, con ese desparpajo que tenía al
andar, algo que me encantaba, ver esa sonrisa acercarse era algo que me llevada
a soñar despierto, desprendía alegría y felicidad por donde pasaba. No fundimos
en un fuerte abrazo seguido de un largo beso, acariciando sus mejillas y
dándole un beso en la frente nos dispusimos a subir al coche, en el trayecto
hasta mi casa no parábamos de hablar, conducía y me giraba a mirar su risa, ha
ver las carcajadas que soltaba ante cualquier comentario mío, parecíamos dos
adolescentes quinceañeros, me hacia sentir lo que hacía mucho que no sentía.
Ya en el salón de mi casa me
dirigí hacia ella si dejar de mirarla a los ojos, la mirada nos penetraba hasta
llegar al alma, cogiendo sus manos
empecé a besar su cuello a recorrerlo con mis labios, ella me lo ofrecía para
que no parara, olía es perfume que aun perdura en mi mente, desabrochaba su
camisa de forma lenta y pausada mientras nuestras lenguas se entrelazaban,
acariciaba con mis manos su delicada piel recorriendo sus largos brazos, tocaba
sus pechos recreándome y sintiendo como su corazón se aceleraba, recorría mi
cuello con su lengua de tal forma que erizaba mi piel, parecía un sueño hecho
realidad, algo en lo que los dos habíamos soñado. Dejando mi torso al
descubierto nos abrazamos sintiendo el calor de nuestros cuerpos,
estremeciéndonos y dejándonos llevar por ese momento. La cogí de la mano y la
acompañe hasta la habitación tumbándola en la cama, me puse encima de ella
mordiendo sus labios, fui bajando con mi lengua hasta rodear su ombligo
recreándome ahí mientras desabrochaba sus pantalones, elevó su cintura para que
pudiera quitárselos arrastrando mis manos de forma suave sintiendo su piel,
primero una pierna y luego la otra, alcancé a elevar sus pies hasta mi boca,
pasando mi lengua por su empeine y bajando por sus largas piernas, puse una de
mis mejillas encima de su sexo sintiendo su calor mientras con las manos
acariciaba su cuerpo. Ya desnudos los dos la levanté de la cama he hice que se
sentara encima de mi en un sillón que había cerca de ella, mi polla penetraba
en su coño sintiendo cada centímetro de ella mientras se inclinaba hacia atrás,
la sujetaba con una mano en su espalda y con la otra acariciando su cuerpo, el
deseo se apoderaba de nosotros. Movía sus caderas mientras me agarra por el
cuello y si inclinaba hacia mi besándome como pocas veces lo habían hecho,
cogiéndola por los muslos con mis manos le levanté sin sacar mi polla de dentro
de ella y la tumbé de nuevo en la cama sintiendo cada poro de su piel, mis
movimientos encima de ella eran suaves al tiempo que le agarraba con fuerza de
las manos haciendo que me sintiera suyo, no era solo placer, eran sentimientos
mezclados con el deseos de ser el uno del otro. Sus manos pasaban por mi
espalda acariciándola toda ella, clavando sus uñas en ella cuando la penetraba
hasta lo más profundo, su agitada respiración se aceleraba en mi oído al tiempo
que yo lo hacía en mis movimiento. Agarrando con fuerza de mi culo y
entrelazando sus piernas me empujaba hacia ella, fundiendo nuestros cuerpos y
deseando que aquello no acabara nunca notaba con sus movimientos y la fuerza
que hacía en mi que iba a correrse, en mi mente estaba acabar con ella
sintiendo como nuestros jugos se mezclaban en su interior.
No nos pudimos aguantar más y
estallamos reflejando en ese instante todos nuestros sentimientos, haciendo que
ese instante fuera algo muy especial, algo que los dos habíamos deseado con
ansia, no era solo follar, era sentir, era aplacar aquellos sentimientos que
habían estado dormidos durante tanto tiempo, por ese motivo ese encuentro había
sido tan especial. Permanecimos abrazados sin decir ni una sola palabra durante
un largo instante, nos acariciábamos y besamos sintiendo como nuestros
corazones latían acelerados. Aquello había sido un encuentro especial, pasamos
una noche inolvidable, era lo que los dos habíamos soñado y deseado.
A la mañana siguiente despertamos
abrazados y así permanecimos mientras hablábamos, ella tenía que marchar, sus
obligaciones no dejaban tiempo para poder disfrutar de ese día, así que la
llevé donde la recogí el día anterior, la despedida fue algo que ninguno de los
dos deseaba siendo triste al tiempo que llena de emociones, besos y abrazos,
sabíamos que íbamos a estar un tiempo alejados sin podernos ver y eso era lo
que realmente nos dolía, ninguno de los dos quería decir adiós. Limpié una lágrima
que se derramó por su mejilla y dándole un último beso en su frente le animé a
que se fuera, me quedé quieto apoyado en mi coche mientras veía como se alejaba
con la cabeza agachada, esa situación me partía en dos, pero es lo que había en
ese momento, girándose de nuevo me lanzó un beso al aire y poco a poco la perdí
de vista.
Pasaron uno días y continuamos
hablando por teléfono era nuestra única forma de comunicarnos, hablábamos sobre
vernos, pero el problema era que no sabíamos cuando, era algo que teníamos que
aprender a llevar. Esa misma semana sufrí un accidente, bueno mejor dicho me
atropellaron, después de hacerme unas pruebas decidieron ingresarme y eso me
llevó a estar unos días en el hospital,
en cuanto pude le comuniqué lo que me había ocurrido y entre risas le
comentaba que se me habían perdido las neuronas, ya que sufrí un fuerte golpe
en la cabeza y quedé inconsciente hasta mi llegada al hospital. Hablando con
ella notaba una cierta pena al decirme que no podría venir a verme junto con
los deseos que tenía de hacerlo, pero una vez más me sorprendió y me obsequió
con un regalo de los que no se olvida.
En el segundo día que permanecí
en el hospital por unas pruebas que me iban hacer, me llamo unas cuantas veces
y siempre me hacía la misma pregunta, si me iba a quedar solo aquella noche,
algo que no entendía al suponer que no
podía venir, contestándole siempre de forma afirmativa. Tras cenar y despedir a
mi familia intenté llamarle por teléfono y no había forma de localizarla,
estaba apagado o fuera de cobertura, en ese instante te acuerda de las putas
coberturas, ya que no era normal que ella tuviera el teléfono apagado, así que
viendo la tele me quedé dormido y preocupado por no saber nada.
Tras estar un rato ya dormido,
noté como un beso, notaba como me acariciaban y abriendo los ojos vi aquella
sonrisa pegada a mi, me incorporé de inmediato y sin dar crédito a lo que veía
la abracé y empecé a besarla, había venido a verme, dándome una gran alegría.
Me sorprendió verla con un abrigo puesto, aunque en la calle hacía frío, allí
en la habitación hacia más calor que otra cosa, le indiqué que se quitara el
abrigo y se sentara junto a mi y dando unos pasos atrás empezó a
desabrochárselo, me quedé sin pestañear viendo como se quitaba el abrigo y que
es lo que guardaba detrás de el. Sabía de mis gustos por lo que habíamos
hablado y de cómo me gustaba la lencería, pues bien, abrió su abrigo y me
enseñó lo que llevaba puesto, unas medias blancas con su liguero, sin bragas ni
tanga y con los pechos al descubierto, parecía un ángel, aunque luego vi que
era todo un demonio.
Se puso a mi lado y sin quitarse
el abrigo por si entraba alguien metió su mano entre las sábanas y empezó
acariciarme, bajaba su mano por mi torso
acariciándome de forma suave hasta llegar a mi polla que se erguía al paso de
su mano, por debajo de la sábana saqué mi mano y empecé acariciarla mientras
ella se abría de piernas, de esa forma empezamos a masturbarnos el uno al otro,
intentaba incorporarme y no dejaba que lo hiciera, su intención era mantenerme
en aquella posición, mis dedos se impregnaban de su flujo y su mano aceleraba
los movimientos en mi, era una situación un tanto embarazosa por si entraba
alguien, así que le propuse ir al baño, sin mediar palabra quitó la sábana y
empezó a lamerme, ha introducirse mi polla en su boca, mientras con la otra
mana me sujetaba para que no me pudiera levantar, mi excitación crecía y solo
deseaba poderme levantar. Tras un momento así se incorporó y fue entonces
cuando me dijo de ir al baño, me apresuré hacerlo, moría en deseos de tomarla,
sin embargo era ella quién no me dejaba hacer nada, me sentó en un taburete que
había en el baño, abriendo sus piernas y cogiendo mi polla empezó a
introducirla dentro de ella, no me daba opción hacer nada, solo disfrutar de
esa inesperada visita, ella apoyaba sus manos en la pared para poder moverse
mejor, mientras yo cogido de sus muslos la acompañaba en cada uno de sus
movimientos, bailando como un solo cuerpo sobre aquel taburete, su boca mordía
la mía con deseo, las lenguas se entrelazaban sin apenas poder respirar, notaba
como palpitaba su coño a la vez que se movía de forma más rápida, hubo un
momento en el que el ruido era tal que pensaba que vendría alguien, cosa que ya
no me importaba, solo pensaba en el deseo que había en los dos de poder
terminar juntos, pero no fue así, fue ella la que se corrió primero y agarrándome
fuerte estalló en un hondo gemido, sus movimientos fueron a menos mientras yo
empujaba hacia arriba con fuerza, no podía contenerme y dándose cuenta de ello
se levantó y se arrodilló delante de mi, cogiendo y masturbándome con una mano
succionándome con su boca notaba como iba ha estallar de placer, subía mi semen
hacia su boca para llenarla toda, casi quedé inconsciente pero sería de placer.
Quede apoyado en la pared mientras ella seguía lamiendo sin dejar una sola
gota, en ese momento lo que me pasaba por la cabeza era que aquello no acabara
nunca, aquel ángel me había llevado a su infierno.
Cuando terminamos me percaté que
había entrado y desnudado en el baño, había entrado de forma sigilosa al igual
que lo había hecho en mi vida, aquella noche la pasó conmigo haciéndome
compañía, mi niña me dio una sorpresa de las que jamás olvidas.
Al despedirse al día siguiente
decidimos vernos con más frecuencia pasará lo que pasará, soy de los que dice
que, cuando se quiere se puede y todos alguna vez en la vida podemos alcanzar
algún sueño.
Leer más
Hace unos días conocí a una chica por la red social en la
que me muevo, por lo que tengo entendido una gran lectora, después de un rato
hablando de los relatos que he escrito coincidíamos en algo, en como la mayoría
de historias, novelas o relatos giran en torno a un chico guapo, adinerado y
con mucha clase, es un cabrón en la cama y folla muy bien, el sueño de
cualquier mujer, lo mismo pasa con la chica de la novela, el sueño de cualquier
hombre. No lo critico y lo respeto mucho porque escribir no es nada fácil,
¿pero? ¿los demás no podemos hacerlo igual? ¿No sabemos como tratar a una mujer
?. Lo que trato de explicar es que en mis relatos voy a ser yo en primera
persona quién los viva y los escriba, una persona normal, trabajadora en lo que
ha tenido, sin un puto euro y al que le gusta tratar a una mujer como se merece.
No solo lo saben hacer ese tipo de gente.
Os voy a contar una historia que me pasó cuando después de
muchos años trabajando en publicidad y diseño perdí el trabajo y me tuve que
poner a trabajar en lo que me salía, en este caso de peón de albañil.
Estaba trabajando para un amigo que era albañil y al
quedarme sin trabajo me ofreció ayudarle, no era durante mucho tiempo, pero más
valía eso que estar en casa sin hacer nada. Estábamos reformando un chalet de
una urbanización cercana a donde vivimos, la dueña estaba de nosotros hasta las
narices, bueno igual que cualquiera de vosotras cuando habéis hecho alguna
reforma, se pasaba el día detrás de nosotros limpiando y la verdad nosotros
llevábamos cierto cachondeo con ello, a veces ensuciábamos a propósito con tal
de verla enfadada, igual éramos un poco cabrones, pero esa mujer no entendía
que en una reforma se ensucia.
Después de varios días allí vimos que la mujer había
contratado a una chica para limpiar, por lo visto ella iba ha estar unos días
fuera y no quería dejar que le llenáramos la casa de polvo, parecía una chica
algo tímida y cortada, pero con los días cambió su actitud y la verdad era muy
simpática y agradable.
Pasaban los días y cogí cierta confianza con ella,
entablábamos conversación con facilidad y mi amigo me advertía que no se me
ocurriera hacer nada con ella, tampoco es que lo pretendiera, pero soy una
persona fácil de palabra y a la que le gusta tener buenas conversaciones, aunque
cuando trabajas esta claro que tampoco te puedes extender mucho. Uno de esos
días me quedé solo por la tarde para rematar unos apliques que habíamos puesto,
no lo había hecho nunca pero ese día decidí ducharme allí, ya que tenía
previsto salir a tomar unas cervezas después de trabajar. Durante esa tarde
había hablado varias veces con ella, más de lo que había sido habitual. Le
comenté que debía de ir al gestor a llevar unos papeles y necesitaba ducharme
allí, (le mentí muy piadosamente), no me puso ningún problema. Cuando terminé
de trabajar me dispuse a darme una ducha, era primavera pero ese día había
hecho mucho calor y estaba bastante pringoso. Recuerdo haber cerrado la puerta
del baño pero cuando salí de la ducha la vi entreabierta, me extrañó mucho porque
tengo por costumbre cerrarla pero ese día dudé, ya que también soy algo
despistado. Vistiéndome pensaba en esa cervecita fresca que tanto me gustaba
después de trabajar, pero todo dio un giro cuando salí del baño. El baño estaba
situado justo al final de un pasillo y tenía que pasar por todas las
habitaciones, cuando andaba por el pasillo me percaté de una especie de
suspiros, eso me dejó algo extrañado de saber que era y mirando por las
habitaciones mientras pasaba por delante de ellas me detuve sigilosamente en
donde salían aquellos suspiros, bueno más bien gemidos, los ojos se me quedaron
como platos al ver semejante imagen, la chica estaba tumbada sobre una mesa
masturbándose con un vibrador, con sus piernas encima de la mesa, con una mano
agarrada al borde de ella , su coño totalmente abierto y sus gemidos sonaban al
ritmo que se follaba, me puso a mil viendo todo aquello, me empalmé a los
segundos de estar allí mirando, pensaba que mi polla se iba a salir del
pantalón con semejante espectáculo, desde donde estaba veía como se penetraba
el coño, como se pellizcaba los pezones, retorciéndose sobre la mesa, mi mano
bajo hasta mi polla empezando a frotarla, me estaba excitando mucho viéndola,
me desabroché el pantalón y me la saqué empezando acariciarla con suavidad, me
la cogí apretando y empecé a masturbarme viéndola. Ella se percató de mi
presencia, bueno sabía que iba a pasar por allí y la iba a ver, giró su cabeza
hacía donde yo estaba y mirándome fijamente a los ojos empezó a relamerse sus
labios incitándome a que me acercara, me
quedé quieto jugando con mi polla mientras nos mirábamos, era mirada de deseo de follarnos, aceleraba sus
movimientos con el vibrador y abría cada vez más las piernas mostrándome como
brillaba su coño efecto de lo mojado que lo tenía, me acerqué a ella despacio
saboreando ese momento, me miraba fijamente con la boca abierta, su lengua
llegaba hasta mi punta, la acariciaba haciendo círculos con su lengua, yo
alcancé su teta y la apretaba con fuerza mientras ella se estremecía de placer.
Cogió mi polla con su mano y empezó a masturbarme mientras la introducía en su
boca, su boca caliente junto con el juego de su lengua me llevaban al máximo
placer, mientras me la chupaba busqué con mi mano su clítoris acariciándolo y
viendo como no paraba de follarse con el vibrador, mi polla entraba y salí de
su boca y arrastraba su saliva detrás de ella saliéndose por el lado de ella,
de su coño salía el flujo junto a su juguete, mi excitación subía cada vez más
y sentía que me iba a correr, aquello me había revolucionado totalmente. Mi
polla palpitaba en su boca, me estaba corriendo dentro de de ella, alcancé a
cogerla del pelo para que se la tragara toda, apretándola fuerte contra mi, el
semen fluía por su boca derramándose por fuera de ella, cogida por su pelo le
ayudaba en sus movimientos no dejando ni una sola gota dentro, había llegado a
mi éxtasis dentro de su caliente y húmeda boca.
Ella continuaba masturbándose y apartándome de ella me
dirigí hasta la otra parte de la mesa, cogí su juguete con una mano y
agarrándola busqué su coño con mi lengua lamiendo su duro clítoris, mis
movimientos sobre él eran rápidos y seguidos, haciendo que gimiera y acelerara
su respiración, mientras comía de ella y con su juguete en mi mano empecé
acariciando su culo haciendo que se abriera a su paso, introduciéndolo poco a
poco dentro de él, elevaba y abría sus piernas para que entrara mucho mejor,
estaba totalmente mojado por su flujo haciendo que se deslizara por dentro de
su culo con mucha facilidad, le follaba el culo mientras comía su coño, gemía
sin parar alcanzando a oir que no parara, aunque mi intención era que no se
corriera aún, pero no sabía si lo podría evitar. Cogí mi polla y empecé a
masturbarme con la intención que se me pusiera dura otra vez, quería follarla y
sentir su coño, empezaba a ponerse dura de nuevo, ella se movía cada vez más
rápido y no pude evitar que se corriera, apretaba fuerte para que no sacara su
juguete del culo mientras se corría en mi boca, sus gemidos pasaron a gritos
hondos de placer, el vibrador se mantenía dentro no quería que lo sacara de
allí. Sin dejar que descansara la cogí de la piernas levantándome he introduje
mi polla dentro de ella, estaba totalmente exhausta y llena en sus dos
agujeros, la empujaba con fuerza haciendo que se levantara de la mesa en cada
movimiento, su mano cogía el juguete para que no se saliera de su culo, solo me
pedía que la follara más y más, notaba el juguete en mi polla en cada
movimiento que hacía, se agarraba la teta con fuerza y su descontrol era total,
esa señorita tímida era una verdadera zorra follando, eso me volvía loco de
placer, tocaba su fondo en cada empujón que le daba sobre la mesa con sus
piernas abiertas y apoyadas en mi mojándome con su caliente flujo. Después de
un momento así llegó a un nuevo orgasmo, sus piernas temblaban sobre mi, yo
quería correrme de nuevo, así que dejé caer sus piernas y sacando mi polla
empecé a masturbarme con fuerza, quería que sintiera mi leche sobre su coño,
ella permanecía inmóvil mientras yo la miraba loco de placer. Notaba como me
subía todo y la impregnaba de semen, había explotado otra vez vaciándome sobre
ella. Me tumbé encima de ella poniendo mi polla entre sus piernas, nos habíamos
quedado exhaustos los dos, mientras pensaba lo bien que había venido darme esa
ducha, la cerveza con mis amigos había valido la pena perdérmela, aunque cuando
terminamos nos auto invitamos a la salud de la dueña del chalet, ya que tenía
alguna guardada en su nevera.
Si mi amigo se hubiera enterado seguro que me habría dicho
de todo, así que como siempre, nunca cuanto lo que hago.
Con aquella chica tímida y simpática hubo algo más que aquel
precioso polvo, quizá os lo cuente algún día.
Leer más
Tras un largo período de reflexión decidí hacer un viaje
solo, quería visitar Italia y más concretamente Venecia, era algo que me
apasionaba y que hacía tiempo que me rondaba por la mente, creo que no pude
elegir mejor época que la de los Carnavales, había visto fotos de los trajes y
mascaras que llevaban y me ilusionaba la idea de poder ponerme uno de esos
algún día. Mi próximo destino Venecia.
Lo único que me acojonaba un poco era el viajar solo en
avión, no me llevo muy bien con las alturas, pero ese obstáculo era algo que
tenía que superar, así que ya dentro del avión cerré los ojos y me elevé con mi
fantasía.
Llegué al aeropuerto de Venecia o también llamado Aeropuerto
de Marco Polo, un tanto agobiado por el viaje, después de la facturación me
dirigí a coger un taxi que me llevaría hasta la ciudad. Pasando por el puente
de La libertad, es uno de los que se accede a Venecia, ya se respiraba ese
ambiente a fiesta, una fiesta un tanto peculiar, ya que no tiene nada que ver
con nuestros carnavales, parecía que estaba en los siglos XVII – XVII.
Me alojaba en el Distrito de San Polo en el centro de
Venecia, en un hotel que estaba situado a escasos minutos de la Piazza de San Marcos y de
Rialto, un hotel para soñar, Il Nido di Giulietta e Romeo, construido con la
tradicional arquitectura veneciana, donde abundan los pozos, mosaicos, frescos
y columnas, unidas a modernas y originales expresiones en cuanto a diseño, creo
que no pude elegir mejor sitio para hospedarme.
No menos sorprendido me quedé cuando vi la habitación donde
me iba a alojar, con vistas a las estrechas calles del centro de la ciudad. Era
una habitación espaciosa de un color verde claro, tenía un gran fresco pintado
en el techo, un estilo similar al de Miguel Ángel, con una gran lámpara colgada
de pedrería, un jacuzzi situado detrás de una gran cama que tenía enfrente un
espejo que a la vez hacía de armario, era realmente espectacular.
Desde mi balcón veía como la gente desfilaba disfrazada, con
esos trajes y máscaras que había visto antes en foto, el colorido de ellos
llenaba sus estrechas calles, haciendo participe a quien en ellas estaba,
trasladándote a la época dorada de Venecia. Viendo aquello pensé en alquilarme
uno ya que aquella noche había una fiesta en el hotel, sin pensarlo más bajé a
recepción y pregunté donde podía adquirir uno, el recepcionista me hizo un
plano de donde los alquilaban, en lugar estaba situado a la otra punta de la Plaza de San Marcos. Sin más
tiempo que perder y ya debido a lo tarde que se estaba haciendo me dirigí a ese
lugar, me fascinaba la idea y más aun me fascinó lo que vi en aquel sitio, los trajes aquellos eran
realmente increíbles y te trasladaban por completo a la época.
Después de cenar me dirigí a la habitación ansioso de
ponerme aquel traje, el pantalón era negro, llegando hasta unos centímetros más
debajo de la rodilla ajustado y marcando ligeramente la silueta de mis piernas
y mi paquete, la camisa blanca son chorreras de encaje al igual que los puños
de ella, llevaba también una chaqueta negra por debajo de la cintura remarcada
por unos botones dorados y un bordado que recorría la parte delantera de ella,
todo ello cubierto por una capa negra y su correspondiente mascara blanca, me
sentía realmente diferente y nervioso, así me dirigía al baile.
Después de un rato en el baile y de haber tomado alguna copa
me sentía a gusto detrás de aquella máscara que solo cubría la parte superior
de mi cara, vi que se acercaba una chica que por los rasgos de la parte de su
cara que podía ver parecía joven, aquella era una situación que me gustaba no
podías ver las caras, pero si las miradas, y en esa chica vi una mirada
provocadora, mientras se acercaba distinguía a ver como bajaba su mirada
repasando mi cuerpo, al pasar junto a mi con su mano rozó mi polla y se giró
riendo de forma provocadora, eso me aceleró al instante y me dio pie a seguirla,
cogiéndole la mano la incité a tomar una copa, cosa que accedió al instante.
Tras unos largos minutos de charla,( bueno ella en italiano y yo en español a
veces no hace falta saber idiomas para saber lo que se quiere), me quedé
mirando su cuello, lo apetecible que lo tenía ansiando morderlo, me estaba
poniendo mucho aquella situación. En uno de los bailes la cogí por detrás y sin
pensarlo mordí aquel cuello tan apetecible, al hacerlo empujó con su culo
apretando fuerte sobre mi y ofreciendo su boca para que se la comiera cogiendo
mis brazos para rodearla apretando sus tetas, nuestras lenguas se entrelazaban
con deseo y mi polla crecía por momentos, necesitaba salir de aquel tumulto de
gente era una oportunidad que no quería perder.
Tras salir de aquella sala con la chica cogida de la mano
empecé abrir puertas de la parte baja del hotel, al final del pasillo había una
que daba como a una bodega antigua, con una luz muy tenue que llegaba a ver la
parte más apartada de aquel lugar donde nos dirigimos sin esperar. La arrinconé
contra la pared comiendo su boca y su cuello e intentado levantar su vestido,
era largo y pesado, en ese instante alcé la vista y pude distinguir una argolla
clavada en la pared a no más de dos metros de altura, me quité de inmediato el
cinturón que llevaba y alzando sus brazos de forma muy sutil y suave la até a
esa argolla entre la excitación de ambos. Cuando la tuve atada y sin dejar de
besarla empecé a desabrochar la parte baja de su vestido que iba unido a lo que
parecía un corsé por la cintura, ahí se quedó ante mi con sus medias blancas
cogidas con un liguero del mismo color, poco a poco le bajaba el tanga mientras
recorría con mi lengua la parte exterior de su coño, apoyándola sobre la pared
y alzando una de sus piernas alrededor de mi cuello empecé a buscar su clítoris
con mi lengua, ella intentaba abrirse cada vez más para que tuviera fácil mi
acceso, con una mano sujeta en su culo y apretando fuerte hacia mi succionaba
de el haciendo que se estremeciera cada vez que lo hacía, humedecí uno de mis
dedos introduciéndolo en su coño, cosa que no fue difícil ya que chorreaba
sobre mi lengua, apretándola fuerte sobre mi empecé acariciar su culo con mi
dedo húmedo intentando introducirlo en el, oía sus gemidos cada vez que lo
hacía, estremecía su cuerpo mientras no paraba de comer su coño, eso le estaba
gustando mucho, su jugo se derramaba entre mis labios llegando hasta mi
barbilla, eso me excitaba cada vez más, moviendo mi cabeza de forma rápida,
notaba su palpitación en mi boca y apretaba cada vez más fuerte sobre mi no
dejándome apenas espacio para respirar, su culo apretaba mi dedo cada vez que
lo introducía en el, entre mis pantalones notaba como mi polla palpitaba, sus
gemidos llegaban hasta lo más hondo de mi, me volvía loco comiendo aquel coño
tan delicioso. Alcance a desatar mi cinturón de la argolla dejando sus manos
atadas e incitándola a arrodillarse, quería follarle la boca y sentir su lengua
acariciando mi polla, empecé a rozarla sobre su boca mientras me miraba tras la
mascara, veía en sus ojos reflejado el deseo, poco a poco la introducía en
ella, sintiendo cada centímetro de su húmeda y caliente boca, su mirada no la
apartaba de la mía provocandome más excitación si cabe, mi polla de deslizaba
en su interior y su saliva salía de ella al ritmo que yo me movía, una
lubricación perfecta, terminé desatándola por completo con mi única intención
que se masturbara mientras me la comía, ver a una mujer así es algo que me
vuelve loco, su lengua recorría mi polla dentro de su boca y ella aceleraba sus
movimiento masturbándose, aquel frío habitáculo se había convertido en un horno
donde dos desconocidos eran llevados a la lujuria, con su otra mano me acariciaba
los testículos húmedos por su saliva, su mirada me pedía que la follara, no
despego sus ojos de los míos ni un solo instante, sacaba mi polla de su boca
para respirar jadeando al son que sus dedos entraban en su coño. Alcancé un
taburete que estaba a nuestro lado y ayudándola a levantarse la senté en el abriéndola
por completo, cogí mi polla con una mano y empecé a restregarla por los labios
de su coño, la deslizaba de arriba abajo sintiendo todo su calor y su flujo,
mientras ella me agarraba del cuello comiéndome la boca. Agarró con fuerza mi
culo con las dos manos empujándome hacía ella introduciendo mi polla hasta el final de un golpe seco, sonó un
profundo gemido en el eco de aquella habitación, nos quedamos quietos por un
instante disfrutando de aquella penetración, de forma lenta y suave empecé a
deslizar mi polla por su ardiente interior, ella me iba marcando los
movimientos mientras notaba su agitada respiración en mi oído, agarrándola de
su culo con fuerza la empujaba sobre mientras ella rodeaba mi cuerpo con sus
piernas y las entrelazaba, nos movíamos como un solo ser sin sacar mi polla de
ella y moviendo mi cintura en forma circular, notaba como de su coño salía cada
vez mas flujo su cuerpo estaba a punto de estallar, sus uñas se clavaban en mi
culo empujando fuerte hacía ella y sus jadeos eran más acelerados, llegaba al
orgasmo susurrándome unas palabras que no alcancé a entender, quité el taburete
de forma rápida y dándole la vuelta la empujé contra la pared inclinando su
cuerpo empecé a penetrar su culo, mi polla chorreante y húmeda por su flujo
entraba con cierta facilidad, con mi antebrazo apoyado sobre su espalda alcancé
a agarrarla del pelo empujando con fuerza y elevándola en cada movimiento,
mientras le susurraba al oído que era mi puta, con la otra mano apretaba su
clítoris y con mis dedos lo movía de forma circular, ya no eran gemidos eran
gritos lo que sonaba en aquella habitación, apretaba su culo sintiendo mi polla
dentro de el, mi excitación había llagado al límite haciendo que me corriera y derramara mi semen por
su espalda, me había quedado exhausto apoyándome sobre ella y abrazándola.
Aquella noche terminó de la manera más insospechada para mi, el primer día en Venecia había sido
realmente espectacular. Nunca llegué a ver el rostro de aquella chica, pero lo
que jamás olvidaría serian sus ojos y su mirada.
Mi pregunta era si los días que me quedaban de estar allí
serian la mitad de intensos que el primero….
Tras aquella intensa noche,
llegué a la habitación con ganas de darme una ducha y descansar, no podía
quitarme de la cabeza aquella mirada provocadora, la sensualidad de aquellos
ojos que deslumbraban sobre esa mascara. Su perfume me había impregnado
recordando mas si cabe aquellos momentos, el olor a sexo que había dejado en
mis dedos me llevaba al rincón del pequeño habitáculo. Mientras me enjabonaba
me acariciaba recordando cada momento vivido allí, caí rendido en la cama y al
encanto de aquella joven.
A la mañana siguiente desperté
temprano, el cambio de cama no me había dejado descansar mucho, necesitaba de
manera urgente un buen café, tenía un leve dolor de cabeza y necesitaba una
buena dosis de cafeína.
Tras bajar al restaurante me
apresuré a pedir un café, estaba sentado junto a una gran ventana que daba a
una de esas estrechas calles, el ambiente de fiesta y disfraces continuaba, me
resultaba extraño el estar ojeando el teléfono y con solo alzar la mirada
parecía que te trasladaras a otra época, ( por lo que me contaron, la gente que
vivía en Venecia en su gran mayoría se hacían sus propios trajes en pequeños
talleres, es algo parecido como en España las peñas o algo así ). Sin darme
cuanta terminé el café mientras contestaba a algunos mensajes del teléfono, me
apresuré a pedir otro ya que con uno solo me había quedado corto, sentado y sin
dejar de mirar por la ventana llegó hasta mi algo que me sobresaltó, aquel olor
a perfume con el que me había acostado viniendo a mi mente todo lo acontecido
la noche anterior, me di la vuelta y tras de mi había una chica sentada de
espaldas, me puse algo nervioso porque no alcanzaba a ver lo único que
recordaba de ella, sus ojos, su mirada. Mi inquietud y curiosidad por ver si
era o no subía por momentos, tenía que ver de alguna forma si era ella o no,
quería poner rostro aquella mirada. Tras varios minutos pensando como podía
hacerlo me levante y me dirigí al baño, solo con la intención de al regresar a
la mesa, ver si podía descubrir quien era, en el baño solo hice que lavarme las
manos y respirando de forma profunda me dirigí a la puerta con la única
intención de clavar los ojos en aquella chica.
Abriendo la puerta de forma
decidida clave la mirada allí donde supuestamente estaba, llevándome una muy
mala sorpresa, no estaba en ese lugar, me quedé inmóvil sin saber que hacer moviendo
la cabeza de un lado a otro y registrando cada rincón del restaurante. Tras
unos largos segundos quieto y sin saber que hacer, me dirigí apresurado a la
salida del restaurante, llegué hasta la salida del hotel miré a un lado y a
otro de esa estrecha calle llena de gente, la había perdido, me quedé
decepcionado al no poder comprobar si era ella o no. Volví cabizbajo al restaurante donde me había dejado el
café, cuando alcé la vista ya dentro mi sorpresa fue verla sentada en el mismo
sitio donde estaba, no podía dar crédito, sin dejar de mirarla me dirigí a la
mesa donde estaba anteriormente sentado, cuando estaba a unos metros de ella
alzó su cabeza y clavé mis ojos en los suyos, era ella, eran esos ojos que
deslumbraban detrás de esa mascara, nos quedamos mirando un instante y volví a
ver esa sonrisa provocativa reflejada en su rostro.
Me invitó a sentarme con un gesto
que hizo con su mano, estaba algo nervioso y desconcertado, preguntándome donde
se había metido. Conversamos durante un buen rato con gestos y vocalizando
despacio, llegábamos a entendernos, ella era de Nápoles y era la primera vez
que había estado en Venecia al igual que yo.
La invité a dar un paseo, su
perfume me recordaba lo de la noche anterior al tiempo que me excitaba.
Caminábamos por el centro de Venecia y por sus estrechas calles viendo el
ambiente que en ellas se respiraba hasta llegar a unos de sus canales, le
indiqué si quería dar un paseo en góndola, aceptando asintiendo la cabeza y con
esa sonrisa rebelde y provocativa. Ella se sentó delante del gondolero y yo lo
hice enfrente de ella, conversábamos mientras admiraba aquel mágico lugar. Una
llamada a mi teléfono interrumpió aquella conversación reclinándome sobre el
respaldo del asiento, ella hizo lo mismo, pero cual fue mi sorpresa cunado vi
que se levantaba levemente la falda que llevaba y abría sus piernas mientras no
apartaba sus ojos de los míos, fue inevitable por mi parte no dirigir la mirada
a su entrepierna alcanzando a ver sus bragas mientras movía una de sus piernas,
no atendía a lo que me decían por teléfono, su provocación me excitaba de tal
forma que notaba como se me iba poniendo dura, algo que en la posición que
estaba sentado ella podía ver perfectamente sonriendo a la vez que clavaba su
mirada en mi. Alargó su pierna acariciando con el pie la mía provocando que mi
corazón se acelerara cada vez más, mi excitación crecía por momentos, por mi
mente pasaba meter la cabeza entre sus piernas y comer todo aquello que me
mostraba tan sutilmente. Aquel paseo se hacía interminable para mi, solo
deseaba poder parar en algún sitio y poder comprobar lo mojada que estaba, cosa
que en ese sitio me resultaba algo difícil y eso creo que era lo que a ella le
gustaba. Nos detuvimos en el mismo lugar donde habíamos partido y cogiendo su
mano me apresuré a bajarnos de la góndola, mi intento fue dirigirme al hotel
apresuradamente, pero ella me paró a la entrada de una cafetería invitándome a
entrar en ella, me quedé algo sorprendido pero tampoco podía insistirle para
marchar al hotel. Ya dentro de la cafetería nos sentamos en una mesa justo al
lado de la entrada a los baños, estaba muy concurrida por el ambiente de fiesta
que había en aquellas calles, tras pedirnos una cerveza se sentó a mi lado
susurrándome al oído si me había gustado aquella situación mientras me
acariciaba con sus labios, aquella situación me desconcertaba un poco, no
alcanzaba a saber de sus intenciones y eso era algo que me ponía nervioso,
cogiendo mi mano me la llevo hasta su muslo subiéndola hasta alcanzar a tocar
su coño, no sabía como reaccionar ante aquella provocación, sin mediar palabra
se levanto bruscamente y me hizo un gesto con la cabeza al tiempo que me guiñó
su ojo dirigiéndose al baño, me levante y la seguí hasta su interior, cerrando
la puerta y apoyándome sobre ella se abalanzó sobre mi alcanzando a cogerme la
polla con su mano y comiéndome la boca, me excitó de tal forma que la lancé
contra el lavabo, cogiéndola por detrás aparte su largo cabello y empecé a
morder su cuello mientras con mi mano levantaba su falda y metía mi mano entre
sus bragas, estaba totalmente mojada, introduje mis dedos en su coño
acariciando al mismo tiempo su clítoris, estaba totalmente excitado, con la
otra mano apretaba sus pechos mientra la empujaba fuerte hacía el lavabo.
Sin ningún motivo aparente me
aparto de ella y sonriendo salió del baño dejándome totalmente sin saber que
hacer, me quedé apoyado frente al espejo sin poder alcanzar a saber lo que
había ocurrido. Cuando me decidí a salir del baño mi sorpresa fue mayor cuando
vi que había desaparecido, sentía rabia por lo que me había hecho, no llegué a
terminarme la cerveza y con un enorme cabreo me dirigí hacia el hotel.
Cuando llegué al hotel solo
pensaba en la putada que me había hecho, no me podía imaginar nunca que iba hacerme
algo así, dejarme de esa forma había sido humillante para mi. Decidí comer en
el restaurante del hotel para más tarde subir a la habitación para descansar un
poco, cuando pasé por recepción el recepcionista me llamó tenía algo en la mano
que no alcanzaba a ver desde donde estaba, cuando llegué al mostrador me
entregó una nota y una tarjeta de una habitación, me quedé sorprendido cuando
me dio aquellas dos cosas. En la nota ponía “Aspetto in camera mia” (Te espero
en mi habitación), no alcanzaba a comprender aquello, me quedé durante unos
segundos mirando la nota y me dirigí a la calle a fumar un cigarro. Allí en la
puerta y con la mirada perdida le daba vueltas por subir a su habitación o no
hacerlo, aunque no soy una persona rencorosa fue una situación que me jodio
mucho, tras unos minutos en la calle fumando tiré el cigarro y con un arrebato
me dirigí hacia el ascensor, pulse para subir a la segunda planta que era donde
se hospedaba ella, mi semblante era serio a la vez que por mi cabeza pasaba lo
que la haría en ese mismo momento, tras parar el ascensor me dirigí por aquel
largo pasillo a su habitación deteniéndome unos segundos en la puerta mirando
la nota y la llave, estaba indeciso porque no resistía lo que me había hecho,
introduje la llave lentamente y procedí abrir la puerta, cerrando la puerta me
quedé inmóvil en la misma, ella estaba dentro del jacuzzi, se quedó mirándome
fijamente a los ojos, hipnotizándome con su mirada, en ese instante empezó a
sonar una canción de Lara Fabian que nunca olvidaré, una opera adaptada Adagio.
Ella salía lentamente al son de esa canción sin quitar los ojos de los míos,
sus pasos hacía mi eran lentos y seguros, estaba totalmente rendido a ella
borrando de mi cabeza lo que anteriormente había sucedido, aquello parecía un
sueño, su cuerpo totalmente desnudo dirigiéndose hacía mi y aquella música de
fondo, sin mediar palabra empezó a desnudarme lentamente, como si aquello
formara parte de una coreografía. Cuando quedé totalmente desnudo empezó a
besarme con la misma lentitud que había hecho lo anterior, agarrándome por los
brazos para que no los moviera empezó a bajar lentamente recorriendo con su
lengua mi cuerpo, a la vez que se iba agachando sus manos recorrían mi cuello y
mi pecho, hasta que alcanzó con su boca mi polla, pasaba su lengua lentamente
desde el inicio hasta la punta de ella recreándose ahí. Alcanzó a cogerla con
sus manos llevándola nuevamente hacía su boca, mi cuerpo se estremecía en cada
movimiento que hacía con su boca. La cogí del pelo con una mano y de la
barbilla con la otra he hice que se incorporara, me quedé mirándola fijamente a
los ojos y poniendo las manos en sus hombros le dí la vuelta acompañándola
hacia el borde del jacuzzi donde hice que se sentara, cogí su pierna y la elevé
empezando acariciar su empeine forma suave subiendo con mi lengua y recorriendo
su pierna hasta alcanzar ponerla encima de mi hombro, mi lengua recorría su
ingle hasta poder llegar a su coño donde empecé acariciar su clítoris, lo tenía
húmedo y duro, se notaba lo excitaba que estaba, percibía sus palpitos cuando
introducía mi lengua, su respiración se aceleraba mientras cogía con su mano mi
cabeza apretando fuerte sobre ella, con mi lengua aceleraba mis movimientos al
tiempo que podía oír sus gemidos, estremecía su cuerpo y lo movía al tiempo que
mi lengua no paraba, cada vez me apretaba más fuerte sobre ella mientras la
penetraba con mi lengua alcanzando su punto más débil, cuando lo rozaba me
apretaba con sus piernas y ahí me quedé con el único propósito que se corriera,
su respiración entremezclada con sus gemidos se aceleraba, no me dejaba apartar
la lengua de donde la tenía provocándole movimientos más rápidos. Sus piernas
se abrían cada vez más y podía percibir que no tardaría mucho en explotar, su
flujo entremezclado con mi saliva se derramaba por mi boca, se reclino un poco
más y subió su otra pierna sobre mi hombro sujetándome con fuerza, sentía como
explotaba su coño con eso largos gemidos mientras no paraba de mover mi lengua,
no podía aguantar más e intentaba retirarme de ella no dejando yo que lo
hiciera, eran ya gritos mas que gemidos lo que salían de su boca. Noté como se
iba relajando poco a poco y así fue cuando empecé a retirarme de ella dejándola
apoyada donde estaba con el cuerpo ligeramente reclinado y con su cabeza hacía
atrás, oía como suspiraba y su cuerpo se relajaba cada vez más hasta el punto
de quedarse inmóvil con los ojos cerrados. Me incorporé y me quedé de pie
mirándola e introduciendo mi dedo en su boca para que lo chupara, cuando lo
hizo recorrí con el su cuello y sus pechos, acariciando sus pezones y bajando
lentamente por su cuerpo llegué alcanzar su coño donde lo introduje muy
lentamente provocando que cerrara sus piernas de forma rápida.
En ese instante alcé la vista y
vi a una parte del jacuzzi una cubitera con una botella de champagne junto con
dos copas al lado, me acerca hasta allí mientras ella permanecía quieta y pude
descubrir el buen gusto que tenía era una botella de Moët & Chandon,
levantando la botella procedí abrirla y en ese instante al oír el descorche
ella se dio la vuelta y vino hasta donde yo estaba. Esa sonrisa provocadora no
desaparecía de su rostro, invitándome a beber de su copa se introdujo en el
jacuzzi sentándose en el borde junto a la cubitera, extendiendo su mano me
invito a sentarme junto a ella y le ofrecí su copa. Sentado junto a ella y con
un sorbo de champange en mi boca me acerqué a besarla para que bebiera de mi,
cogiendo su copa con una mano me hizo levantarme y poner enfrente de ella, sin
pensárselo dos veces introdujo mi polla en su copa chupándola cuando la sacaba
de allí recorriendo con su lengua toda ella, la cogía fuerte con su mano
mientras succionaba hasta la última gota. La levante de donde estaba sentada y
le di la vuelta, abrazándola le incliné hacia delante con mi polla entre sus
piernas, tocaba sus labios con suaves movimientos alcanzando a sentir el calor
que emanaba, la introducía lentamente sintiendo como entraba mientras mis
abrazos apretaban sus pechos y mordía su cuello, ella apretaba con fuerza
contra mi sin dejar que nos despegáramos, hice que se reclinara mas y apoyara
sus manos junto a la cubitera. Permanecí allí de pie sin sacarla de su interior
cogiéndola de su cintura y apretando con fuerza, mi excitación crecía mientras
sentía su coño palpitando, sintiendo como se deslizaba por su interior
lubricando cada vez más, nuestros cuerpos bailaban al son de la música de fondo
entre gemidos de placer y deseo moviéndonos más rápido llegando al éxtasis de
la lujuria. Nuestros flujos fluían juntos mientras nos quedamos los dos quietos
respirando aceleradamente, la incorporé y fundimos nuestros cuerpos en un
abrazo. Aquella tarde fue lo mejor de ese viaje, nos bebimos la botella entera
aunque en alguna ocasión se derramara por nuestros cuerpos para beber de ellos,
follamos de todas las formas posibles quedando totalmente exhaustos.
Aquella tarde terminó y
despidiéndome salí de la habitación, pensaba que nos íbamos a ver en el
restaurante a la hora de cenar y no fue así, no es que no la viera a la hora de
cenar, no la vi nunca más ni volví a saber de ella, en mi recuerdo quedan los
dos días que pasé en ese viaje, a veces pongo la canción y viene a mi mente la
imagen de cómo salía del jacuzzi y venía hacia mi con sus ojos clavados en los
míos, podría ver miles de miradas y estoy seguro que la descubriría entre todas
ella.
En los dos días que permanecí en
Venecia paseaba por sus estrechas calles y canales recordando aquellos momentos
vividos.
Así cierro con el recuerdo de sus
ojos y escuchando aquella canción mí viaje a Venecia.
Espero poder volver otra vez.
Leer más
Suscribirse a:
Entradas (Atom)